Este refrán o proverbio popular, es algo que me propongo, mantenerlo vigente dentro de mi cabeza. Si te preguntas el por qué de esto, te cuento que últimamente, muchas cosas no me están saliendo como yo quisiera. El hecho de enfocar mi búsqueda en lo bueno que esto me traerá, ya saca mi foco del lado negativo, y me lo pone en el lado positivo. Esto por sí sólo, es algo para agradecer. Es como si mi mirada cambiara de espectro, y en lugar de ver todo en colores oscuros y terrosos, los veo en brillantes colores, todo iluminado.

Recientemente decidí que la ayuda para la casa, (que desde hace tiempo me habían prometido), ya no la quería, pues me di cuenta que seguiría así, con continuos incumplimientos. Que prefería arreglármelas sola, que con algo que notaba que me estaba dañando, física y moralmente. Entonces viví un momento de “aceptación”; que  yo siento, que es algo fundamental, algo que tiene que ocurrir. Me dije: Iré haciendo de a una cosa por vez, descansando algunos minutos, cada vez que me sienta cansada; en la hermosa mecedora que me acaban de regalar.

Hoy, me desperté muy entusiasmada con la decisión tomada anoche. Por todos lados tenía cosas que esperaba que alguien me las hiciera. Empecé con la cocina, desarmé las hornallas, y limpié a fondo. Seguí con la pava  y la preparación de mi desayuno. Me lo tomé en la mecedora, disfrutando del suave balanceo, del descanso, y del dulzor de lo que comía. Permití que fuera mi cuerpo el que decidiera el tiempo que permanecería trabajando o descansando. Luego quería respirar un poco de aire fresco, decidí barrer la terraza, pero estaba lloviendo y no quería mojarme.

Ya con todo esto que escribí, descansé, y dado que ha salido el sol, haré mi caminata diaria. Aún estamos en invierno, y el clima es lo más imprevisible de todo lo que vivimos. Pero el clima es un gran maestro pues todo el tiempo nos está diciendo: – “Responde al momento presente, a lo que yo te permito hacer, y a lo que tu Ser Profundo te indica que deberías hacer”. Y cómo la terraza sigue tan mojada, continúa con toda la pinocha y hojas grandes que aún siguen tirando los árboles, y yo he caminado bien abrigada, todos los días, salvo uno, aprovechando los ratitos de sol.

He aceptado no tener ayuda en la casa, pero eso es para estos momentos, y no dejo de  buscar algo que nos resulte conveniente, tanto a mí como a ella, que aún no sé quien será. Mi amiga me aconseja poner carteles por todos lados…, pero no apoyo para nada esa idea, y menos para alguien de mi edad… Quiero encontrar una ayuda recomendada, y decidí preguntar a la señora que me lleva y trae, (un taxi), y que ya es de mi confianza. Ella me dio un contacto,  y no bien pueda, la llamaré. Espero que esto, también esté ocurriendo con la ayuda de lo Alto.

Siento que esa Conciencia Infinita, o Dios, nos ayuda siempre y a todos, mientras nos mueva una intención sana, de beneficio mutuo, como es en este caso, donde tanto yo, como quien consiga que trabaje conmigo, nos alegremos siempre por la decisión tomada. Intenté llamarla tres veces, pero como no respondía, opté por enviarle un mensaje que sí respondió. Dijo que mientras trabaja prefiere no responder, pero que no bien pueda ella me llamará, que me despreocupe. Me gustó su respuesta, creo que podremos entendernos muy bien.