Lo cierto es que yo también me ayudo, al tener la atención activa lo máximo que pueda. Pero ¿Cuál sería la ayuda que me viene de la “Vida”, del “Alma” o de lo “Alto”? y no importa como cada uno lo llame. Es la misma energía  que  viene desde el “Cielo” que está siempre tal como el sol que aunque a veces lo tapan las nubes todos sabemos que está y que irradia  para todos por igual, no solo para mí o solo para los que confiamos en que nos volverá a calentar sino para todos por igual sin hacer distinciones de ningún tipo. Pero acá abajo, en este mundo, como las personas que somos, sí hacemos distinciones  entre los que confiamos y los “otros” que  se la pasan pidiendo y renegando de lo que les toca vivir.

Veamos entonces ahora, cuales considero que son mis apegos. Yo creo que estoy apegada a costumbres que se repiten, que no me favorecen para mi crecimiento, que quisiera cambiar y que no estoy pudiendo. Por ejemplo lo de seguir apretando los dientes ante el menor esfuerzo o disgusto y eso lo vengo haciendo durante tantos  años, que ya no me quedan dientes propios, y actualmente estoy destruyendo hasta mis prótesis, y todo esto además me crea mucha incomodidad y dolores que no quisiera seguir teniendo.

Para poder aceptar lo que me pasa me digo que esto me ha de traer una enseñanza, que  algo bueno ha de traer y la estoy buscando. Justo el otro día conversando con unos amigos escuché que alguien decía: “Pon al cielo a trabajar para ti, y da por  hecho que te llegará lo que necesitas”. Y lo que a mí me llega es que lo de mi prótesis va a tener una solución inesperada, hasta sorpresiva.

Porque les cuento queridos amigos que me leen, que lo de mi prótesis no es nada simple. Mi dentista está en Bariloche, y yo estoy en El Bolsón, no tengo acá su número de teléfono y no es nada fácil conseguir turnos con él, tendría que presentarme personalmente, regresar y volver a viajar y permanecer allá cuando él pueda hacer su trabajo hasta que lo termine y allí recién volver… Y buscar quien me lleve  y me traiga pues yo no estoy manejando ya… Pero para algo bueno todo esto se está dando así.

¿Cómo estoy trabajando internamente para mantener la atención activa? Ahora, como ya lo vengo contando en otras notas de mi página recurro a la voz de mi “Alma”, que me habla a través de la voz de mi cuerpo y me dice: “Si  te sigues inclinando tanto cada vez que caminas o te mueves vas a quedar inválida, antes de que te des cuenta”. Entonces esa creatividad que todos tenemos y que también está en mí, me sugiere tomar clases semanales de reeducación postural, y la persona que viene a dármelas desde la primera vez, me dejó encantada por cómo iba adaptando los ejercicios que yo necesitaba,  hasta donde este cuerpo de tantos años pudiera hacerlo sin contracturas, sin  estrés, todo super- relajado.

Yo le mostré las caminatas que ya hacía con dos cañas largas  que me ayudan a estar derecha, ella las aprobó y me dijo que necesitaré mucha, mucha paciencia que este es un trabajo de hormigas, de mucha constancia. Acá estoy con toda mi paciencia y constancia que por suerte ejercité desde niña. Y  hago los ejercicios que ella me deja, y mis caminatas  todos los días, hábiles o feriados, y cuando camino voy cantando mentalmente, al ritmo de cada paso.  Acá va el canto propio que me fui inventando:

“Siempre sonriendo me estoy queriendo a mí misma y a todos;

Sin apretar los dientes y sonriente, voy andando y cantando;

Cantando y avanzando, una joven mujer andante;

Siempre hacia adelante, siempre hacia adelante;

Creciendo en espíritu, creciendo y sonriendo.

Con la espalda derecha, como una flecha,

Pancita para adentro, postura nada dura,

así me encuentro más feliz, mucho más feliz.”