Vivir  de la mejor manera, la circunstancia energética que entre todos los seres vivos vamos generando momento a momento. ¡De eso se trata!, pues son oportunidades que se nos presentan para aprender “algo más” en cada momento vivido. Y porque quiero vivir más el silencio, la paz, y la tranquilidad de la que disfruto en la chacra, decidí que durante enero y febrero aumentaré mi tiempo semanal para Bolsón, disminuyendo el de Bariloche, puesto que en temporada está con una energía bastante estresante.

Cuando el martes iba para la chacra, al aparecer en la ruta veo para cada lado, tanto desde Bariloche, como hacia El Bolsón, por lo menos un km. continuo de coches, y decido esperar con paciencia que se haga un huequito, para poder entrar a la ruta, “No queda otra”, me dije.

Un poco más adelante encontré a dos mochileros haciendo dedo,  y paré porque así como estaba el tráfico, el tiempo del viaje lo determinaría la cantidad de coches. No siempre paro, mi decisión depende del momento

Acomodamos las grandes mochilas atrás, y comenzamos una charla preguntando de dónde éramos y qué hacíamos cada uno de nosotros, y me extrañó que uno de los jóvenes también fuera de Villa los Coihues, estudiante de teatro en la Universidad del Comahue, y el otro de Bs. As. (iba abrazado a su guitarra), quería ser músico, pero sabía que vivir del arte sería algo muy difícil para él. Iban sólo hasta la entrada al Cerro Tronador.

La charla que se dio en esos 60 Km de viaje, (debería haber sido grabada), me alegró el día de allí en adelante. Yo solamente escuchaba los aportes de ellos, y dejaba salir los míos, ¿míos o de quiénes?  Si, de mi boca salían todos mis últimas “comprensiones”, todo lo que estuve queriendo compartir en la noche de despedida del año y que bien entendí “que el horno no estaba para bollos”, y ahora acá sí que me sentí escuchada, y apreciada… No había nada planificado, la cosa fluía, se desarrollaba, las conciencias se expandían. Y llegamos a dónde ellos bajarían. El guitarrista preguntó:- ¿acá tenemos que bajar? quiero seguir escuchando a la señora…me trasmite tanta paz, tanta sabiduría… Al bajar me dio un beso, sobre todo en él noté el agradecimiento… ¡Fue solo “un simple encuentro” que dejó a tres personas felices y agradecidas!

Parecía que la energía del momento favorecía las sincronías, la alegría de los encuentros… Pues ese mismo martes, justo antes de salir me había llamado por TE una parienta, cosa que me extrañó bastante, pues era raro que mutuamente compartamos algo fuera de los festejos familiares. Quería saber qué día me quedaría cómodo que ella llevara a una amiga uruguaya a la chacra, donde no interrumpieran ningún otro compromiso mío, porque la viajera, que era psicóloga, se estaba empezando a interesar por esas cosas que a mí me interesan: el yoga, la meditación, los retiros de silencio, etc. etc.

Allí comencé a sonreírme, pues acá venía algo, totalmente imprevisible para mí, algo que se estaba gestando… Ya se iría desenvolviendo ese paquete. Me puse totalmente a disposición de ellas y quedamos para vernos el jueves. Hoy ya puedo escribir lo que allí pasó. Me encontré limpiando y ordenando la casa, preparando lo que les convidaría, mientras me preguntaba: ¿todavía dependo de la opinión externa hasta tal punto? Veo que algo todavía dependo, pero creo que primaba que sería una muy buena oportunidad para dejar hecho tanto quehacer hogareño que voy postergando pues la exuberante naturaleza no se detiene, sigue adelante, y entonces prima más el jardín, la quinta, y la cocina, preparando para frizar, secar, y envasar para el invierno… Quedé “contenta”, con todo el trabajo realizado.

Llegaron y permanecieron unas tres horas. Con quien vino a charlar conmigo, pudimos ¡encontrarnos! en similares búsquedas y caminos, mientras tanto mi parienta leía afuera, un libro que trajo exprofeso para no molestarnos. Aún ahora al escribir esto, sonrío agradecida y feliz, de lo que gestamos entre todos. Serví la merienda en la terraza, la naturaleza en pleno nos acompañaba, en especial el clamoroso río Azul, y las tres coincidimos que vivo en el paraíso.

Luego fuimos a ver la quinta, les ofrecí lechugas y alcauciles, y se fueron felices… Yo me quedé allí regando, comprendiendo que este “CONTENTAMIENTO” con lo que el momento presente trae, es una de las seis verdaderas riquezas del ser humano, de la que tanto hablan los orientales… Otro encuentro, que la “Matriz Divina” arma, (que energéticamente armamos entre todos) que deja a los tres seres que intervienen felices y posiblemente más crecidos…